Sufrir en silencio es un grito desesperado, un grito mudo que ensordece. El vacío se vuelve innombrable porque solo nombrar eso que nos falta nos parte el corazón al medio.
Es como eso que no quieres contar para que no se escape, crees que el solo hecho de nombrarlo puede arruinar todo. ¿Lo que existe en silencio deja de existir si lo ponemos en palabras?
Palabras obvias que no hace falta decir o tal vez justamente por obvias hay que decirlas.
Lo vistes mil veces, sabes que pasa, pero hasta no ponerle palabras no es real.
Para comunicarse no siempre son necesarias las palabras. Las palabras se pueden manipular, pueden perder su valor o tener demasiado. En cambio el silencio es más noble. El silencio es algo que se puede compartir. El silencio es estar en control. El silencio es poder.
Somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio.
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